Maestros

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viernes, 27 de enero de 2012

1 tema, 5 autores

Pasando a una propuesta más relajada, iniciamos lo que - espero - sea una extensa serie: la de presentar un mismo tema tratado por cinco dibujantes distintos.
En este primer caso: Las vacaciones bajo la mirada de Lino Palacio, Luis J. Medrano, Viuti, Raúl Fortín y Maitena...

Lino Palacio (década del 40)

Luis J. Medrano (Almanaque Alpargatas, 1946/7)

Viuti (década del 80)

Raúl Fortín (dibujos) - Maicas (guión), años 80

Maitena (década del 90)



Lino Palacio: ilustración tomada del libro Humor con amor se paga, Hyspamerica, 1989.

Luis J. Medrano: La Argentina que ríe (de Andrés Cascioli y Oche Califa), Fondo Nacional de las Artes, 2008.

Viuti: No pido la palabra (del mismo dibujante), De la Flor, 1982.

Raúl Fortín: Fortín Inquieto (con guión de Maicas), Hyspamerica, 1989.

Maitena: de su libro Mujeres Alteradas 3, Atlántida, 1997.

jueves, 26 de enero de 2012

Un enero complejo

Para este viernes 27 tenía (tengo) preparado un breve post como para dar inicio a la etapa 2012 del blog.
Pero mis últimos días de vacaciones - muy sencillas pero necesarias - coincidieron con la multitud de artículos y sus respectivos comentarios acerca de la última tira de Bife Angosto (por Gustavo Sala) publicada en el suplemento NO del diario Página/12.
A esta altura, ya está casi de más explicar de qué trata la tira. Tal vez ahora la cuestión resida en ir de a poco analizando qué se ha dicho sobre ella y cómo.
Desde el vamos hay que pensar que es prácticamente imposible pretender llegar a un acuerdo absoluto. Estamos hablando de una problemática que da lugar a múltiples reflexiones ya que la situación irremediablemente nos atraviesa (al menos para quienes nos interesa el tema), pasa por nuestra interioridad para que surjan luego las palabras. Por eso es difícil no expresar sino lo que se siente desde el alma, coincidamos o no con cada caso. Por eso mi propia palabra en este post tendrá aciertos y errores que, claro, no serán los mismos para todos.
Ha sido (y es) este tema cabal ejemplo de algo que vengo observando desde que se permite en los medios periodísticos (o de cualquier otra índole o temática en internet) dejar un comentario: la intensa agresividad e intolerancia ante la opinión con la que no concordamos, hecho que daría lugar a una investigación y análisis de la sociedad argentina (o de parte de ella) desde lo psicológico y lo sociológico, y que arrojaría (no hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta) unas conclusiones bastante negativas.

Pero volviendo al caso puntual (asumiendo que – por una parte - es un comentario tardío y por lo tanto inferior en valor a quienes dieron su opinión inmediatamente, y que - por otra - necesité tomarme un tiempo para reflexionar, tal vez por mi propios límites) lo primero que quiero decir es que este blog no va a proponer divisiones (mucho menos alentar odios o peleas), que trata de entender el sentir de cada parte, y que promueve el acercamiento, el diálogo, convencido de que este es un hecho para tomar como un aprendizaje y por lo tanto merecedor de hacer el esfuerzo de escuchar al otro, para ejercer ese tesoro en el que los argentinos desde hace casi treinta años nos encontramos y que a veces no terminamos de valorar y aprovechar: nuestra condición de ciudadanos en un estado democrático. Y que para ser dignos de él, tenemos que poner en práctica las actitudes mencionadas, dicho esto sin pontificar, apenas desde el lugar de una persona más entre tantas.

Vengo leyendo las historietas de Gustavo desde hace bastante tiempo y no me ha parecido que alguna de las mismas tuviese como objetivo alentar la actitud descriminatoria o el odio al supuesto diferente. Sala tiene un humor particular, que gustará o no, se le dará valor o no (para gustos no hay nada escrito y va como prueba un viejo e inhallable libro donde se descalificaba a Mafalda y a sus amigos, aunque suene increíble) pero que tiene el mérito de hacer su humor, un humor reconocible, un estilo propio, algo más que difícil de conseguir para cualquier dibujante o artista cualquiera sea el medio mediante el cual se exprese. Y creo que no ha tenido ninguna intención de ofender, aunque muchos hayan entendido lo contrario. Aquí, entonces, está el primer punto decisivo: la intencionalidad con la que se hacen las cosas. Permítanme un ejemplo burdo: si sé que mi amigo tiene la uña del dedo gordo del pie derecho encarnada y en un momento en que estoy con la mente en otra cosa lo piso, bien puede enojarse y mucho conmigo y decirme que tendría que haberme fijado por dónde caminaba, pero jamás podría decir que lo hice a propósito. Bueno, Gustavo aplicó su humor, no se dió cuenta por dónde caminaba (no en cuanto al tema, sino a lo que podía provocar en otros), pero no hubo en él la intencionalidad de herir.
Sí se puede decir que pudo haber hecho una excepción al hecho de plantear humor con cualquier tema teniendo en cuenta que otros podrían sentirse mal. Un nuevo ejemplo burdo: puedo hacerle un chiste (tonto e insípido para mí) a un amigo, pero si él me dice que esa temática le duele, debería evitar ese chiste, aunque no esté de acuerdo con su manera de sentir. Tal vez ese detalle le faltó ver a Gustavo…
Pero… ¿quién soy yo (quienes somos) para condenar cuando todos cometemos errores todos los días todo el tiempo?
Y a partir de tal pregunta entra el tema de la tolerancia: la comunidad judía - comprensiblemente - se sintió dolida. Se enojó, criticó con dureza. Perfecto, ¿pero eso da lugar a considerar a Sala un eterno condenado?
Me parece que pensarlo como enemigo es un gran error. Tanto como considerarlos así (por una actitud discriminatoria) a todo hombre y mujer judia que camina por estas calles.
Las divisiones entre los seres humanos no están dadas por pares como negro-blanco, creyente-ateo, oficialista-opositor, incluso (si se me permite lo pueril en este contexto) Boca-River y tantos otros.
La única división en este mundo está dada (aunque suene ingenuo) entre la gente que es buena (con los errores y esa porción de oscuridad que todos tenemos) y la gente que no lo es. Gustavo forma parte del primer caso. Los hombres y mujeres judíos (no generalicemos incluyéndolos dentro del grupo que quiere solucionar las cuestiones políticas mediante las armas, que los hay en todas partes, cualquiera sea el credo o ideología) pueden ser buenos o no, pero se trata de una cualidad común a todo grupo. No se deduce, como decía antes, bondad o maldad por género, religión, color de piel, etc, sino por lo que cada uno es fuera de eso.
Ellos y Gustavo trabajan, tienen sus familias, tienen sus dolores a cuestas, sus ilusiones, asuntos comunes a la mayoría. ¿Dónde están las diferencias?

Pensemos en la orquesta de jóvenes que armó Daniel Barenboim en estos últimos años. Similarmente, ¿no merece la situación tratada búsquedas de acercamiento, de diálogo? Una forma de crecimiento como artista para Gustavo y una manera de apaciguar ese injusto lugar de marginalidad que algunos le dan a la comunidad mencionada (marginalidad que, dicho sea de paso, se aplica a muchos otros).
Sí, prefiero a los Cristo, a los Drs.Schweitzer y Maradona, a los Alfredo Palacios, Illia y Alicia Moreau, a los Gandhi, Luther King, Lennon (aunque como alguna vez me dijeron a la mayoría los hayan asesinado y a los que no, los hayan olvidado). Todos estuvieron más preocupados por poner el cuero propio en juego que mandar a los demás a hacerlo, y eso es mérito de muy pocos.
Por eso no puedo evitar mi espíritu contemporizador. Aunque este blog sea una botellita perdida en medio del océano de la web.

sábado, 7 de enero de 2012

Divito y aquellas "¡Chicas!"

Antes de llegar a Patoruzú, José Antonio Guillermo Divito (luego Guillermo Divito, o Willy para sus amigos) publicó en El Hogar, Semana Gráfica y en el diario Crítica. En la primera de estas, apareció la versión inicial de sus Chicas. Después, la editorial de Dante Quinterno recibió muy elogiosamente a Guillermo. Allí expandió su creatividad y sus bellísimas protagonistas tuvieron un lugar. Sin embargo, luego de algunos años todo cambió. La leyenda dice que se fue enojado de Patoruzú porque Quinterno le negó un aumento. Otra versión cuenta que el creador del indio le pidió que alargue las faldas de sus chicas, exigencia que llevó a Divito a fundar Rico Tipo, para no sentirse limitado. A esto debemos agregar que más allá de la veracidad o no de estos hechos, el dibujante siempre quiso tener su propia revista, consciente de su gran capacidad.

Patoruzú 117 (1939) y 125 (1940)

Así, la popularidad de sus figuras femeninas creció enormemente, hasta transformarse en moda. Dice Alan Pauls:

"Como toda moda, las Chicas no impusieron solamente un modelo de ropa sino de físico. Había que tener cintura finita , y así creció la venta de trusas que ceñían el cuerpo (...). Las casa de modas publicaban sus avisos en Rico Tipo con dibujos del mismo Divito, lo que funcionaba ya como una identificación absoluta entre humor y moda (...). Lo que las Chicas! exaltaban siempre era lo moderno. Desde luego las casa de ropa que buscaban identificarse con los chistes, nunca eran las caras sino las populares (...). Las Chicas! funcionaban del mismo modo que los avisos publicitarios: a través de la creación de un modelo imaginario. Podemos decir que el proceso fue el siguiente: Divito dibujaba inicialmente a las Chicas! apenas con humor, de a poco ve que los rasgos que él crea con fines puramente humorísticos, o para exaltar el sex-appeal de sus personajes, son tomados literalmente. Entonces Divito completa la cadena buscando deliberadamente imponer ciertos modelos, buscando también, como sus lectoras, lo moderno. Este ir y venir entre la realidad y el dibujo, no es algo que sólo se nota ahora a la distancia: en su momento se tenía muy clara conciencia de que el límite entre la influencia de Divito sobre la moda o de la moda sobre Divito era muy borroso." (1)

El mismo Pauls cita a M.E. de Montaldo, autor de una nota para la revista Dibujantes en 1953, quien expresa:

"(...) Es muy difícil establecer si hubo un original inspirador o si la colectividad toda - la colectividad femenina - se entregó apasionada a dar realidad a la imagen creada." (2)

Rico Tipo 57 (1945)

Las Chicas! pasearon su belleza durante tres décadas (hasta la muerte del dibujante en un accidente automovilístico en Brasil en 1969, poco tiempo antes de cumplir 55 años), a veces silenciosamente (bajo las miradas y las opiniones ajenas) y en otras ocasiones charlando entre sí o pensando en voz alta (comentarios irónicos o punzantes sobre alguna colega, por lo general para resaltar más o menos indirectamente un supuesto defecto o falla - edad, fracasos amorosos, etc - , o una relación considerada turbia con algún hombre). En todos los casos, la época ponía sus límites para el erotismo, tanto en la audacia de las vestimentas como en lo que se decía (prevalecía la insinuación, quedando para el lector las deducciones correspondientes). Aún así - y aunque hoy nos parezcan ilustraciones y textos ingenuos -, para aquellos años significó un gran cambio, un salto muy importante que luego se iría ampliando con la llegada de Satiricón, más tarde con SexHumor y actualmente con las versiones más grotescas o absurdas de autores como Parés o Sala.

Album Chícas! (1948)

Rico Tipo 1954 (Edición especial de Año Nuevo)

Pero qué mejor, para finalizar, que la palabra del propio Divito (una verdadera clase de dibujo, además):

"Cuando después de una serie de ensayos y bocetos, me resolví a publicar por primera vez una de mis 'chicas', confieso que ni sospechaba la popularidad que iban a adquirir tan rápidamente. Es probable que muchos hallen un ligero (o marcado) sabor a vanidad en la afirmación que antecede, pero válgame la sinceridad de la misma, que implica reconocer que al crear a mi 'chica' no aspiraba a la fama, no imaginaba la difusión que podría tener mi dibujo, y no creía que una interpretación personal de la mujer pudiera suscitar tantos comentarios. Todo fue una pura coincidencia, que tuvo su orígen en unos cuantos trazos de lápiz: me limité a plasmar en el dibujo el tipo de mujer que me gustaba..., y resultó que era el que le gustaba también a mucha gente.

(...) Mi 'chica' no responde a un tipo real y determinado de mujer, pues jamás he trabajado con modelos vivientes. En esto tuve la primera gran sorpresa de mi vida: primero creé a la 'chica' ... ¡ y después comencé a verla en la calle!

Muchos me discutieron el dibujo, alegando que la 'chica' no existía en la vida real, que se trataba de una figura exagerada, yo terminé la discusión muy pronto diciendo que sí (...). Mi 'chica' es un producto de pura imaginación, y se fue concretando mediante la unión de ojos de este color, cabellos de aquel otro, cintura de cierto tipo de mujer, bocas de otras, y piernas de otras más. De esta amalgama conseguí por fin formar el conjunto que había de satisfacerme desde el punto de vista estético, conseguí darle personalidad, que luego subrayé en la vestimenta, en la armonía de los colores y en el toque ligeramente sensual de la línea.

(...) Después las 'verdaderas' trataron de asemejarse a ella en muchos otros aspectos (...). Hay un armonía tal en esas exageraciones , que alejan decisivamente al dibujo de la caricatura. Me parece que ahí está el secreto: lo que conviene exagerar, lo exagero, lo otro, no; y esta mezcolanza un poco heterogénea desde el punto de vista clásico, produce una 'chica Divito'.

Me adelanto a decir ahora, que una joven que saliera a la calle con el físico adaptado exáctamente a esta línea, resultaría la caricatura de mi 'chica'.

(La misma) tiene lo que los norteamericanos llamaron primero sex-appeal, luego it, y más tarde oomph. Lo tiene en la boca, en la forma tenuemente almendrada de sus ojos, en su nariz respingada, en la cabellera abundante y ondeada que cae como una cascada sobre los hombros, o se alza en una masa compacta rematando su esbelta figura. Lo tiene en su cuerpo, en sus piernas, en su forma de vestir y en sus zapatos. Lo tiene en su modo de andar, erguido, orgulloso y seguro, porque conoce perfectamente la armonía de su cuerpo.

Por eso también, y aunque rabien muchos petisos, mi 'chica' es siempre alta; considero que para que la línea sea elegante, debe ser larga, proyectarse en esa dimensión todo lo que sea necesario, hasta allí donde la proporción exija que se corte, para armonía del conjunto.

Para que todo esté de acuerdo, la forma de vestir de mi 'chica' suele parecer exagerada, en el diseño y en el colorido; pero eso le da, creo, una gran personalidad. No me gusta copiar, y por ello muchas veces hago mallas o vestidos que no figuran en el surtido de ninguna casa de modas, y sólo existen en mi imaginación.

En síntesis, pienso que esta 'chica' debió ser irresistible expresión estética de mi subconsciente, a la que mi consciente dió forma...y ¡palabra de honor que está encantado de haberlo hecho! (3)


(1) y (2) Pauls, Alan: Rico Tipo y las chicas de Divito; Espasa Humor Gráfico, 1993.

(3) Divito: Album Chicas!; D. Ediciones, 1947 (la fotografía del dibujante también pertenece a este album).