Maestros

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sábado, 7 de abril de 2012

A propósito de un mail de Osvaldo Laino


Hace un par de días llegó a mi casilla (como a la de mucha otra gente) un mensaje del maestro Osvaldo Laino donde me daba la noticia de su muy próxima partida a los Estados Unidos. Además de desearle un feliz viaje, quisiera agregar aquí que en estos últimos meses (fines del 2011 a la fecha) tuve la oportunidad de intercambiar varios mails con Osvaldo sobre temas del humor gráfico y en todos ellos disfruté de su cordialidad y de su trato respetuoso. También de su humildad, teniendo en cuenta su extensa y muy destacada trayectoria, algo no muy común de encontrar en nuestro diario vivir, dejando claro que en ese aspecto también es un maestro del que todos podemos aprender (incluído el que suscribe).
Ocurre que con este ejemplo quiero transmitir que más allá de que lectores, investigadores, estudiantes, fans, coleccionistas o dibujantes (o autores de blogs que reúnen varias de estas cualidades) me han enviado material y reflexiones sobre la historieta humorística o yo en la medida de mis posibilidades se los he brindado a ellos, queda lo más agradable de todo: la comunicación con el otro, sentir que se recibe y se dan cosas buenas.
El ejemplo de Osvaldo me llevó a escribir este post, sensaciones que vengo percibiendo y que en sencillas palabras quería expresar. Porque aunque siempre sea una alegría conseguir esa vieja revista que creíamos inhallable, las vivencias mencionadas se valoran mucho más.