Maestros

Maestros

viernes, 23 de mayo de 2014

Quino fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias





Sé perfectamente que a esta altura la noticia ya no es novedad. Pero nunca me olvido que Sonrisas Argentinas, más allá de su idea central -que es difundir a los humoristas gráficos argentinos de ayer y de la actualidad-, no deja de ser un blog donde me gusta subir una parte de aquellas cosas que siempre he valorado desde el afecto. Por eso, este nuevo premio para Quino (y seguramente habrá más) tiene su lugar aquí, como quien quiere atesorar un libro o un recuerdo. Y en este preciso día me tomo el atrevimiento de considerarlo como un regalo, aunque el padre de la niña lejos esté de saber el porqué...
Por supuesto, dejo como en otras oportunidades un grupo de textos seleccionados de la web. Una nueva muestra de la universalidad de Quino y de su querida Mafalda...



Jueves 22 de mayo de 2014 | Publicado en edición impresa 
El Mundo de Mafalda
Quino, distinguido en España con el Premio Príncipe de Asturias
 Cuando se cumplen 50 años de la creación de la tira, el jurado del Instituto Cervantes decidió galardonar al humorista gráfico argentino; "sus personajes trascienden cualquier geografía, edad o condición social", argumentó.
Por Evangelina Himitian | LA NACION 


Sonó el teléfono y Alicia Colombo contestó. El mensaje la dejó sin habla. Sin cortar, corrió hasta la cama, donde todavía dormía su marido y lo despertó: "Te dieron el Príncipe de Asturias". Así llegó hasta el departamento de Santa Fe y Talcahuano la noticia de que el humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado, mundialmente conocido como Quino, había obtenido el Premio Príncipe de Asturias 2014 en la categoría Comunicación y Humanidades.
El padre de Mafalda se puso de pie, convencido de que ése iba a ser otro día de preguntas difíciles. 
¿Qué pensaría Mafalda hoy? "¿La verdad? No tengo la menor idea", repetiría hasta el cansancio. 
"Mafalda es inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible. Sueña con un mundo más justo y respetuoso de los derechos humanos. Al cumplirse 50 años de su nacimiento, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento. La obra ha sido traducida a innumerables idiomas, lo que revela su valor universal. Sus personajes trascienden cualquier geografía o condición social", destacó el director del Instituto Cervantes, Víctor de la Concha, durante el anuncio del premio en Oviedo.

La candidatura de Quino, que en julio cumplirá 82 años, había sido propuesta por el catedrático de geografía y demógrafo Rafael Puyol y despertó la simpatía de muchos de los 18 miembros del jurado. Su nombre se impuso en la última votación al periodista mexicano Jacobo Zabluduvsky, al filósofo Emilio Lledó, a la periodista congoleña Caddy Adzuba y al biólogo español Francisco José Ayala. 
Sorprendido y halagado, aunque algo fastidiado de responder siempre lo mismo, Quino agradeció la distinción durante una conferencia de prensa en el Centro Cultural de España, con una advertencia: "Prohibido preguntarme qué diría hoy Mafalda. Uno llega cansado a los premios", aclaró.
"Espero que me invite a comer una tortilla", bromeó Quino al negar que el príncipe Felipe de Borbón lo hubiera llamado para felicitarlo.

Según Quino, la tira nació el 29 de septiembre de 1964, cuando se publicó en la revista Primera Plana. Ése sería el día que la "anotaron", porque en realidad el dibujo vio la luz dos años antes, a pedido de una agencia publicitaria que lo contrató para hacer la versión local de Charly Brown, para promocionar una cadena de electrodomésticos. La idea era regalarles los dibujos a los diarios como una especie de publicidad encubierta. Los diarios dijeron que no y las tiras quedaron en un cajón.
Mientras, Quino, que había dejado su Mendoza natal, ya se ganaba la vida como dibujante en varios medios porteños. Claro que para eso debió pasar casi "tres años miserables", según sus propias palabras, llevando dibujos a distintas editoriales. "Todos me decían lo mismo: que eran una porquería. Y tenían razón", dijo hace poco en una entrevista.

La primera vez que Mafalda fluyó de la lapicera de Quino habló con una lucidez universal, comprensible en cualquier parte del globo. Se la ve con un lápiz dibujando y se le rompe la mina. En el último cuadro reflexiona: "Estas cosas sólo pasan en este país". "Mafalda nació así no por mí, sino porque ya estaba el Che Guevara haciendo la guerrilla en América latina, la guerra en Vietnam, Juan XXIII, las mujeres protestando por todo y salió así porque la época era así. Entonces parecía que el mundo iba a cambiar para mejor. Y cambió, no digo que para peor, sino para seguir siendo como siempre", ironizó. 
Dejó de dibujarla en 1973, por una suma de razones. El gobierno militar, entre las principales: "Una chica como Mafalda no podía dejar de hablar de lo que estaba pasando. Y si yo hablaba de lo que estaba pasando, me tenía que ir del país, como ocurrió dos meses después", contó recientemente en una entrevista. En 1984, también había explicado que temía porque empezaba a repetirse: "Un dibujante me dijo una vez que cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta con la mano y sabe cómo va a terminar debe dejar de hacerla. Y, bueno, eso me pasó". 

Sólo volvió a dibujarla para afiches o campañas de bien público, como la que protagonizó para Unicef en 1977. Pero en 2005, por ejemplo, se negó a que se la usara para una campaña del Ministerio de Educación. "Nunca me afilié a ningún partido político. Antes prefiero ser francotirador", dijo aquella vez. Hace siete años tuvo que desmentir que hubiera dibujado una tira inédita en la que Mafalda era atropellada por un camión de sopa. "No tengo la menor idea de qué diría Mafalda 50 años después. Para mí es un dibujito. Hay gente que se enoja, pero para mí es eso. Lo que me sorprende es que, después de tanto tiempo, el pensamiento haya cambiado tan poco", remató. 

EL 2014, EL AÑO DE LOS PREMIOS 

En lo que va del año Quino recibió varias distinciones: 
• Legión de Honor - En marzo, la embajada de Francia en la Argentina, condecoró a Quino con la Orden de la Legión de Honor, la distinción más importante que ese país otorga a un extranjero.
• Invitado al Salón de París -  En el Salón del Libro de París, en marzo, que tuvo a la Argentina como país invitado, más de 1000 personas asistieron a una entrevista abierta con Quino.
• Apertura Feria del Libro - Fue invitado para abrir nada menos que la edición 40a. de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. "Me honra abrir la Feria. A partir de ahora me respetarán", bromeó.
• Homenaje a Mafalda - Uno de los actos más convocantes de esa Feria del libro, en Buenos Aires, fue el homenaje "Cincuenta años con Mafalda", en el que participaron José Feinmann, Rodrigo Fresán, Liniers y Juan Sasturain y Kuki Miler.
• Con los cómics famosos - En enero se incluyó en la 41a. edición del Festival Internacional de Historieta de Angoulême, Francia -la convención más importante de cómic e ilustración del mundo- la muestra "Mafalda, una niña de 50 años", con recreación de la vivienda de ese personaje y originales de Quino.




Conferencia de prensa en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Fotografía de Lucía Merle - Clarín)


Quino: premio Príncipe de Asturias para un artista universal 
 Es el primer historietista en ganarlo. 
Mafalda, la tira que recorrió el mundo, retrata con agudeza y cariño la clase media argentina.
Clarín - 22 de mayo de 2014 (sin mención del autor)



Es 1935. Es Mendoza. Un matrimonio decide ir al cine y deja a los chicos a cargo del tío Joaquín. No hay televisión, claro, así que el tío ilustrador dibuja y hace dibujar hasta que a los chicos los vence el sueño: uno de sus sobrinos descubre esa noche, y para siempre, que de un lápiz puede salir un mundo. 

Es 1963. El niño del descubrimiento ya estudió Bellas Artes, ya vive en Buenos Aires y ya vive de dibujar. La empresa de electrodomésticos Mansfield le encarga una campaña gráfica con la única condición de que el nombre del personaje principal empiece con M, como la marca. La empresa se funde. El personaje está inventado. 

Es ayer a la mañana. Es Buenos Aires. Suena el teléfono en la casa de Quino –a quien le inventaron un apodo para no confundirlo con el tío Joaquín–. Llama su sobrina Julieta, atiende Alicia, la compañera de siempre del artista. El creador de Mafalda, sacándole punta y mundos a los lápices, acaba de ganar el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. No le habían revelado, la noche del martes, que era finalista, junto al periodista mexicano Jacobo Zabludovsky y al filósofo español Emilio Lledó. Que había superado a candidatos como la agencia fotográfica Magnum y los creadores de Skype. “Esto me ha sorprendido mucho, no sé ni siquiera lo que tengo que decir... todavía estoy en la camita”, le dijo Quino a Clarín a media mañana. 

Se trata de uno de los ocho premios que cada año otorga a cada ganador 50 mil euros y una escultura diseñada por Joan Miró. Y se trata, nada menos, de la primera vez que la Fundación Príncipe de Asturias de España reconoce a un historietista: “La historieta debería ser más respetada. Puede ser considerada un ‘arte menor’, pero como medio de comunicación puede difundir humor y también ideas. Todavía hay quien te pregunta ‘¿Además de los dibujitos, qué trabajo hacen? Por ahí este premio los hace reflexionar, se entusiasman y leen una historieta. Como representante del colectivo de la historieta y el humor, me siento muy contento”, dijo ayer a la tarde Quino, en la conferencia de prensa que ofreció a los medios argentinos después de que los husos horarios le dieran prioridad a los ibéricos y de almorzar con Kuki Miler y Daniel Divinsky, editores históricos y escoltas en sus presentaciones. 

"La obra de Quino conlleva un enorme valor educativo y ha sido traducida a numerosos idiomas, lo que revela su dimensión universal. Sus personajes trascienden cualquier geografía, edad y condición social”, señaló el jurado, que estará con el Príncipe Felipe en la entrega del premio, en octubre. Habla de un autor traducido a más de treinta idiomas. Que en la Argentina ha vendido unos 2,5 millones de ejemplares de cada uno de los diez volúmenes de Mafalda. Pero no sólo de ese personaje, su familia y sus amigos se nutre el premio: la burocracia, las desigualdades sociales y el poder siempre fueron tema para un retratista que encontró a una musa en la clase media argentina que volvía y vuelve del supermercado desencajada porque la inflación “SUNESCAN DALUNA BUSO”. 

La vigencia que hizo estallar ayer las redes sociales, la que pone a Quino a firmar libros por tres horas y a tres generaciones en cada Feria del Libro es un misterio para el autor: “Lo que escribí hace 40 años sigue de moda, no lo entiendo, porque el mundo ha cambiado mucho; lo que creo es que la curiosidad infantil puede cambiar de tema pero se mantiene porque los chicos siempre tienen que aprender todo”, dijo ayer. A Clarín le contó que sus pasos por estas últimas Ferias, lo hacen sentir “muy contento”: “Uno se pasa la vida en una tarea solitaria y de repente le ves la cara a la gente que te ha leído”. Ayer, entre amigos y periodistas de los dos lados del Atlántico, a Quino le surgió una reflexión: “¿Qué pensarían hoy mis padres, andaluces y republicanos, al saber que recibo un premio de la monarquía?”. ¿Quién sabe? Tal vez pensarían en lo bien que hicieron en ir al cine.



Ilustración de Sciammarella (El País)

Quino gana el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 

El humorista alcanzó un reconocimiento universal de la mano de Mafalda, que nació hace 50 años
El argentino se convierte en el primer dibujante distinguido en la historia de los premios 
TEREIXA CONSTENLA  Madrid 21 MAY 2014  - El País



La niña que filosofaba nació de la pluma de un ilustrador que pensó en hacer dibujos mudos. Quino, el viñetista que hoy ha recibido el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, adoraba el arte silente de Buster Keaton. Por ese sendero siguió hasta que en una redacción de Buenos Aires le dijeron que el humor necesitaba palabras. Quino aceptó el consejo o la exigencia y llenó sus viñetas de nubes. 
A veces con diálogos socráticos, a veces con las palabras justas, como cuando Mafalda, la niña filósofa con sopofobia que convirtió a Quino en un dibujante universal, solo acierta a gritar: -¡Paren el mundo, qué me quiero bajar! 

Joaquín Salvador Lavado, hijo de emigrantes andaluces nacido en Mendoza (Argentina) en 1932, ya no dibuja. En uno de esos golpes nada graciosos de la vida, su vista se ha ido debilitando. Pero lo que ha dibujado antes es suficiente para arroparle para siempre. Él, un humilde patológico, es profeta en su tierra y fuera de ella. El Príncipe de Asturias se suma a una larga de lista de reconocimientos para el humorista, que coinciden con la celebración de los 50 años del nacimiento de Mafalda.
Quino creó su gigante de seis años el 15 de marzo de 1962 para una campaña publicitaria para una marca de electrodomésticos que se frustró por el camino, pero el padre de la criatura prefiere fijar como fecha del natalicio el 29 de septiembre de 1964, cuando se publicó la primera tira en el semanario Primera Plana, de Buenos Aires. La niña redicha de seis años apenas vivió una década en el papel impreso. Quino abandonó el personaje en 1973 sin que el personaje nunca le haya abandonado a él. 
A diferencia de otros creadores abrumados por sus creaciones, camina contento de la mano de Mafalda. Se siente acompañado, aunque hoy habría retratado una familia reconstituida, como confesaba en una entrevista de 2013. En su famosa saga han envejecido el contexto social (el papel de la mujer encarnado por esa contumaz cocinera de sopa que es la madre de Mafalda y Guille) y el político (la dictadura argentina, que causó el exilio del humorista, se desmoronó en 1983 para dar paso a una democracia) pero sus recetas existenciales siguen vigentes. Como las preguntas del idealista Felipe (“¿No sería hermoso el mundo si las bibliotecas fueran más importantes que los bancos?”) o las sentencias de la propia Mafalda (“Como siempre; apenas uno pone los pies en la tierra se acaba la diversión”). En su galería infantil, Quino aprisionó las grandezas y las miserias del mundo. El materialismo rampante (Manolito: "Todos somos iguales solo que algunos arriesgamos un capital"), el optimismo ante el mañana (Miguelito: “Yo, lo que quiero que me salga bien es la vida”) o el descreímiento insolidario (Susanita: “No es cuestión de herir susceptibilidades, sino de matarlas”).

Esta vigencia pesó en la decisión del jurado del Príncipe de Asturias: "Al cumplirse el 50 aniversario del nacimiento de Mafalda, los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad en el trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento". Al Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades,dotado con una escultura de Miró y 50.000 euros, optaban 22 candidaturas procedentes de 14 países. Junto a Quino, el primer dibujante que entra en la galería de estos galardones, los aspirantes que llegaron hasta la recta final fueron el periodista mexicano Jacobo Zabludovsky y el filósofo Emilio Lledó.
El jurado que ha decidido el galardón estaba integrado, entre otros, por Inés Alberdi, Víctor García de la Concha, Adela Cortina y Luis María Anson. Quino descubrió el dibujo gracias a su tío. "Yo heredé el nombre y el oficio de mi tío Joaquín. Ver que de su lápiz salían montañas, árboles, personas… me maravillaba. Todos los chicos dibujan, pero yo seguí. Estudié un poco en Bellas Artes y dos años después cometí el error de creer que a los 15 ya lo sabía todo y abandoné. De eso me arrepiento cada vez que puedo”, contaba en una entrevista con motivo de la publicación de su último libro, ¿Quién anda ahí? (Lumen), en 2013, casi seis décadas después de que se publicasen sus primeros dibujos. No volvió a dibujar a Mafalda salvo en ocasiones excepcionales, a petición de alguna organización solidaria como Unicef o en 1987, tras un fallido golpe de Estado de 1987 contra el presidente Raúl Alfonsín.



No hay comentarios:

Publicar un comentario