Maestros

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lunes, 4 de mayo de 2015

El Mundo Quinterno en La Plata




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El sábado 2 fue un día particular por varios motivos: En principio, no se vislumbraba la mejor de las mañanas. Una persistente lluvia signó el camino Buenos Aires-La Plata y así se mantuvo a nuestra llegada a la terminal. Y digo"nuestra" porque tuve la grata posibilidad de compartir el viaje con Hernán Schneider, amigo pampeano de Guatraché y autor de dos blogs sobre historietas muy seguidos: Mundo Quinterno e Historietas de Argentina. No es para menos: valiosísimas (y en algunos casos casi perdidas) páginas de Patoruzú, Patoruzito, Conventillo, Langostino y muchas otras han desfilado y continúan haciéndolo desde hace largo tiempo, posibilitando a los amantes de la historieta disfrutar o descubrir obras de enorme valor. De más está decir que su generosidad ha sido muy bien reconocida y su llegada a la nueva reunión quinterneana fue un especial acontecimiento, dado además el esfuerzo por venirse de tan lejos.

Los temas surgían uno tras otro, por lo que el viaje se fue en un suspiro. Luego, lluvia mediante, Christian Santoni nos pasó a buscar en su auto para trasladarnos al punto de reunión, mientras paseábamos entre las calles numeradas platenses. Disfrutamos la tarde entre un muy lindo almuerzo, la oportunidad de Hernán de charlar en vivo con sus colegas coleccionistas y de sacarse fotos con ellos (entre los que se contaron Marcelo Caradonna y Sergio Maganás, este último también gran impulsor de Patoruzú y sus  personajes afines).

Otro de los protagonistas del encuentro fue Pablo Sapia, excelente historietista y docente de esta especialidad. Pero además en este caso partícipe fundamental (como restaurador de los dibujos originales) de la aparición del primer tomo de Aventuras de Pi-Pío, obra de Manuel García Ferré editada por primera vez (merced a La Editorial Común). Por supuesto, las fotos tampoco se hicieron esperar...

Y hablando de fotos, dos detalles: en primer lugar les agradezco a todos la gentileza de sacarnos la imagen grupal temprano, debido a que tenía que regresar a Buenos Aires antes de lo habitual. Segundo: el sol nos hizo un guiño y decidió aparecer para la hora de dichas tomas, así que mejor no pudo haber resultado (salvo el hecho de haberme perdido las facturas de la merienda).

De esta forma, entre sandwiches, gaseosas, cervezas, alguna ropa alusiva a Patoruzú de particulares características que aquí no puedo detallar, chistes, nuevos participantes de la reunión (creo que llegamos a ser unos 22) y las charlas interminables pasó un nuevo momento muy esperado (diría cada vez más esperado) en el quincho de Hugo Sangiácomo  y Christian Citarelli.

De a poco, nos vamos aproximando a la reunión 50. La expectativa crece de la mejor manera.