Maestros

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jueves, 23 de julio de 2015

Langostino, el navegante eterno






Hace poco tiempo Hernán Schneider -a través de su blog Historietas de Argentina- nos regalaba la serie completa de Langostino, el navegante independiente aparecida en el magnífico semanario Patoruzito durante alrededor de quince años. Aquellas aventuras recibieron siempre el caluroso elogio de lectores y especialistas en el tema:

Oscar Steimberg lo definió como "un héroe de camiseta a rayas y cara de suburbio" agregando que no se trataba de un marinero sin destino, "sino con un negro destino: navegar a la deriva solo y toparse a cada paso con peligros que no entiende ni busca." 
Judith Gociol y Diego Rosemberg lo consideraron "un trota mares con espíritu de payaso, romántico y tierno, que anda a la deriva y -mientras delira y filosofa- atraviesa los más insólitos peligros de los que zafa porque tiene el azar -y al Creador- a su favor."
Jorge B. Rivera señaló que se trata de "un personaje lírico, sentimental e imaginativo, que entreteje el clásico arsenal aventurero de Salgari con algo indefinible que indirectamente tiene mucho que ver con las paradojas, los trastrocamientos lógicos, el clima y las fantasías de La caza del Snark, de Lewis Carroll." (1)

Cuando Roberto Battaglia presentó en la misma revista la última página de Don Pascual fue muy claro en el último cuadro: "Fin de Don Pascual". Y así fue, solo resurgió fugazmente en la pequeña Patoruzito Mensual. En cambio, Eduardo Ferro dejó un final abierto: la historia de turno concluía, pero eso no significaba -ni mucho menos- el adiós de la historieta.
En efecto, para octubre de 1960, Langostino era republicado en la revista Dos Campeones, esta vez con el agregado de un título para cada historia. Allí compartió espacio con El Gnomo Pimentón (Oscar Blotta) y ocasionalmente con Chapaleo (del mismo Ferro), La vaca Aurora (Mirco Repetto), Tabuí (Toño Gallo) y otras aventuras. Quedan -como novedad de esa etapa- las hermosas portadas compartidas por el marinero y el gnomo.

Dicha republicación podría haber sido interpretada como el canto del cisne del personaje. Lejos estuvo de ser así: El dueño (o más exactamente, amigo) de Corina retornó con nuevos episodios en el suplemento Don Gregorio del diario El Cronista Comercial, en la revista Crisis, en el libro sobre el propio Ferro de la colección Hyspamérica de humoristas gráficos argentinos, en Comic Magazine y en un suplemento dedicado al humor de la revista dominical de La Nación (en este último caso, en colores). (2)
De todas maneras, fueron apariciones esporádicas, breves episodios. En cambio, cuando se detuvo en el puerto de  La Maga, nuestro héroe se afianzó por un período considerable aunque -es obvio- muy muy lejos de las 740 páginas de Patoruzito.

Es entonces esa etapa en La Maga la que vamos a ir subiendo en el blog (3). Y si en los años 40 y 50 Quinterno lo "autorizaba" a Ferro a volar con su imaginación mucho más allá de lo que solía hacerlo con la mayoría de sus colaboradores, en los 90 el gran dibujante se permite ir aún más lejos, experimentar, utilizar cuadros de distinto tamaño, mencionar personajes de actualidad, llevar a su criatura a un estilo más zafado en definitiva.
Por todo esto, Langostino contradice el mito del eterno retorno o aquellas peripecias que debía sortear el protagonista del film  Hechizo del Tiempo.  Ferro solía decir que en Langostino estaba su poesía. Y ya se sabe que la buena poesía es eterna:  Ferro sigue desde el cielo dibujando nuevos episodios que -él lo sabe- algún día leeremos.

Las diez primeras páginas (números 36 a 45, entre el 16 de setiembre y el 18 de noviembre de 1992), a continuación:

























Bibliografía:
Gociol, Judith y Rosemberg, Diego: La Historieta Argentina- Una Historia (De la Flor - 2000).
(1) Las reflexiones de Steimberg y Rivera son citas del artículo dedicado a Langostino en el libro arriba mencionado.
(2) Agregué más tarde la presencia del personaje en Comic Magazine y en SuperHumor, en este último caso gracias a un comentario de Pablo Sapia.

(3) Observar un pequeño detalle en estas primeras páginas publicadas en La Maga: Al comienzo el título de la historieta es "Langostino el navegante solitario" (¿un intento de cambio o un simple error?), luego toma su nombre tradicional, para finalmente consignarse el "Langostino" a secas...